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No mantengas la calma, ¡practícala!

Comenzamos una temporada interesante, el final de casi un año de trabajo, el estrés por terminar todo antes de que lleguen las vacaciones, la ilusión de irse de vacaciones… o no. A veces las vacaciones pueden ser un agobio. Por eso, cuando estamos en estas y otras situaciones superados por las numerosas preocupaciones que tenemos, lo más probable es que no sea fácil actuar. Y es que la mente es la mejor aliada del ser humano, pero también puede ser su peor pesadilla. ¿Claves? Te invito a ejercitar la calma. Practicarla conscientemente y frecuentemente para generar así un hábito.

Vamos a mirar hacia dentro, vamos a ver lo que nos sucede ante una situación que la mente valora como estresante: el sistema nervioso simpático percibe que te encuentras bajo un ataque y hace que el cuerpo acelere su ritmo, aumentando la frecuencia cardíaca, estrechando los vasos sanguíneos, restringiendo la respiración y tensionando los músculos. Cuando te sientas así, detén lo que estés haciendo (si puedes hacerlo de forma segura) y reenfoca tus sentidos en lo que tu cuerpo está experimentando. Esto puede ayudarte a reducir lo que los científicos llaman “reactividad automática”, es decir tu cerebro ha desarrollado patrones ante estímulos que para ti han sido estresantes, convirtiéndolos en hábitos.

Así que ante una situación que percibimos estresante pero realmente solo es un patrón de reactividad automática:

Puedes apartarte del problema:

  1. Identifica las señales de tensión en tu cuerpo.
  2. Respira hondo.
  3. Concéntrate en otra cosa (distánciate de la situación).
  4. Muévete.
  5. Mastica un chicle.
  6. Juega.
  7. Utiliza el sentido del humor.

Tienes que enfrentarte al problema:

  1. Cambia la perspectiva: sillas calientes.
  2. Ten presente la fatalidad. Una de las principales enseñanzas del Código de Bushido (o del samurái) es que para mantener la mente en calma hay que tener presente la idea de la muerte en todo momento.
  3. Fomenta la sensación de control. Concentrarse en lo que se controla es un poderoso modo de reducir la ansiedad y afirmar la autonomía frente a las situaciones caóticas.
  4. Importante: busca la respuesta y evita la reacción “necesito tiempo”.
  5. Recuerda lavarte la cara con agua fría, lo que disparará tu reflejo primitivo de buceo y te ayudará a disminuir tu frecuencia cardíaca de un 10 % a un 25 %.
  6. Realiza un análisis de coste-beneficio.

“Si bien no puedes controlar tus experiencias, puedes controlar tus explicaciones”.

Martin Seligman

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