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Destrona al estrés con baños de silencio y de bosques

El estrés crónico se está convirtiendo en una realidad para muchas personas. Las alarmas suenan por todas partes pero también las soluciones. Antes de avanzar con los antídotos, animo a leer con atención el reportaje en El País de Noelia Ramírez (“Cansancio crónico social y poco sueño: miedo a una España ‘karoshi’) o al grandísimo Robert Sapolsky. Es vital que nos hagamos conscientes de que detrás de la mayor parte de las enfermedades graves se esconde un estrés sostenido y acrecentado durante décadas.

 ¿Los antídotos? Cambiar hábitos

Los otros dos reportajes que me han inspirado, desde mi  visión, muy bien construidos, son “Tu cerebro necesita silencio” y “Los baños de bosque potencian el sistema inmune”.

En el primero Darío Pescador aporta evidencia científica de la importancia del silencio para nuestras neuronas. Como muchos sabéis me apasiona la neurociencia y el silencio, así que para mí es muy fácil… aunque desde que soy mamá, resulta todo un desafío 😉 Confío en que hagáis vuestra esta propuesta que puede ser muy sanadora.

Mi otra inspiración proviene del doctor Qing Li, inmunólogo, director de la Sociedad Japonesa de Medicina Forestal, e Ima Sanchís de La Vanguardia, que gracias a “La contra”, también con evidencia científica, nos desvela que “Los baños de bosque potencian el sistema inmune”.

Hoy la ciencia demuestra lo que nuestros padres, abuelos y tatarabuelos sabían de manera intuitiva. Así que sigamos sus pasos en este sentido, y hagámoslo también en la educación de los más pequeños.

Así que de momento y en la medida que puedas, te propongo integrar baños de silencio y de bosques en tu estilo de vida. Sé que en las grandes ciudades no es fácil pero siempre hay alternativas, desde iglesias a grandes parques o bosques próximos, que podemos visitar los fines de semana.

Porque… ¿qué puede ser más sanador que salir solo o acompañado e inundarnos con la magia de los bosques y el silencio?

Con mayor concienciación y aplicando los antídotos que tenemos a nuestra disposición, espero que se nos caiga la venda, y dejemos de justificar una vida donde lo guay es “tener mucho estrés”.

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