En plena explosión de estudios sobre los beneficios de la gratitud, podemos afirmar que no solo transforma a las personas sino que también lo hace con todas nuestras formas de organización social. Las empresas lo han descubierto y ya son muchas las que trabajan en crear “culturas de agradecimiento”. Comparto con vosotros algunas ideas sencillas que, trasladadas con autenticidad y coherencia, nos permitirán construir ambientes de trabajo más amables, con sus inmensos beneficios, incluidos los económicos. Os animo a compartir más ideas sobre el tema y a generar conversación 😉
- Practica la gratitud contigo, con tu vida. Párate cada día y reflexiona sobre todo lo bueno que tienes en ti, desde personas a cosas, sabiendo que detrás de las cosas han estado personas, y agradéceles con sinceridad auténtica que tu vida sea más sencilla, más bonita… más lo que sea por todo ello. Tomarte unos minutos antes de dormir y recién levantado para hacer este ejercicio de atención puede ser también tu elixir para una vida con sentido.
- En el trabajo, reconoce a las personas; dales las gracias por todo lo bueno que aportan, pero no solo por lo que hacen bien, sino por lo que son. Busca motivos por los que agradecer, siempre los hay. Es obvio, pero está demostrado que una cultura de gratitud y aprecio genera conexiones más profundas y auténticas entre las personas.
- Siéntelo de verdad y agradece a la medida de cada persona. Las fórmulas hechas, el “muchas gracias” si no es de verdad, se quedan en puro formalismo que no llega, ni sirve. A veces incluso provoca el efecto contrario. Por eso, genera la gratitud en ti mismo y después dásela a esa persona como sientas que a ella le va a llegar. No hay nadie igual a nadie, por lo que no deberíamos utilizar fórmulas estandarizadas.
- Cultiva la gratitud a lo alto, ancho y largo de tu organización. Con autenticidad y apreciación, haz que se inserte en el ADN de tu empresa. Funcionará si desde arriba se potencia, sabiendo que hay que dar tiempo a las personas para que vean que no es una estrategia más en pos de mayores beneficios.
- Prepárate para espantar los miedos. Surgirán miedos muy diversos, desde pensar que se parecerá poco sincero, a quienes consideren que es de débiles, los que se sientan excluidos por recibir poca gratitud, quienes no encuentren el momento en su estresado mundo laboral… y un sinfín de posibilidades que irán cayendo poco a poco, porque la gratitud no se puede forzar, solo cultivar.
- Crea un muro de la gratitud y atrévete a comenzar las reuniones con una práctica de agradecimiento. Los resultados serán sorprendentes en no demasiado tiempo. Está demostrado que con tan solo quince minutos de gratitud consciente ya se generan emociones positivas.
La gratitud es el camino a la empatía que, junto con la amabilidad, crea un círculo virtuoso que potencia entornos de trabajo emocionalmente inteligentes. Y está demostrado que los empleados más inteligentes emocionalmente también son más responsables como ciudadanos, con comportamientos que no entran en la descripción de su puesto de trabajo. Sin duda un ideal que está a nuestro alcance, simplemente porque está en el ADN de todos los seres humanos.