En los últimos años, cada vez se habla más sobre «neuroplasticidad», la capacidad de nuestro cerebro para transformarse a sí mismo. Y desde hace poquito sabemos que la plasticidad cerebral no acaba con la adolescencia sino que persiste a lo largo de toda la vida con más o menos intensidad… Esto tiene muchas implicaciones, una de ellas tiene que ver con que ya no podemos excusarnos pensando que como somos así, no podemos cambiar, que como somos adultos el cambio ya no es posible.
El nunca cambiaré se ha quedado obsoleto porque de hecho siempre cambiarás. No puedes cambiar como piensas sin cambiar tu cerebro… así que imagínate la de recableado que has hecho en tu cerebro a lo largo de tu vida. Está claro que esa transformación puede ser más o menos profunda, más o menos visible, pero no paramos de aprender y esculpir nuestro cerebro, tengamos la edad que tengamos.
John Arden, autor de Rewire your Brain, dice que «Las células que disparan juntas, se conectan» y así vamos moldeando nuestro cerebro. ¿Cómo podemos hacer que se disparen juntas? Las investigaciones más recientes nos dicen que nuestros cerebros no son estáticos, sino que están en un estado constante de cambio. Muchos de esos cambios ocurren debido a nuestras experiencias. Así, del mismo modo que podemos mejorar, entrenar, sanar o recuperar tantas otras partes de nuestro cuerpo, también podemos hacerlo con nuestro cerebro, cambiando algunos de nuestras experiencias.
Sabemos que llevando una vida sana, podemos prevenir y evitar posibles problemas de salud. Y aún así, sabiéndolo, seguimos perjudicándonos con nuestras decisiones cotidianas. ¿Enciendo este cigarro? ¿Me salto el desayuno? ¿Me quedo en casa? ¿Salgo a correr? ¿Cojo el coche? Para más INRI, cuando la prevención no ha funcionado y llega el problema, en ocasiones podemos seguir eligiendo no cuidarnos.
Por ejemplo, si tienes una enfermedad cardíaca, puedes optar por cambiar tu dieta, hacer ejercicio y reducir tu estrés. Aunque también puedes optar –y de hecho, aunque parezca extraño, sucede– por seguir comiendo un montón de comida basura, ser adicto a la televisión y mantener una vida sedentaria.
Cultura de respeto por nuestro cerebro
Con nuestro cerebro sucede lo mismo, y desde mi punto de vista, a mayor escala. ¿Por qué? Muy sencillo, porque la neuroplasticidad, la neurogénesis… que tanta esperanza nos da, son conceptos relativamente nuevos. No hay una cultura de respeto por nuestro cerebro, no pensamos en la higiene mental, ni siquiera en la salud mental… y el desconocimiento sobre cómo funciona y qué necesita para funcionar aún mejor es enorme.
Segunda razón: porque no duele, el deterioro cognitivo es silencioso… hasta que hace ruido y esto también contribuye a que no le hagamos mucho caso. Por otra parte, somos una generación que busca soluciones fáciles y el cambio requiere esfuerzo. Seguro que hay muchas más razones, si se te ocurre alguna más, compártela en comentarios ¡me encantará leerte!
Bien, vamos a poner el foco en lo que puede despertar en nosotros ese deseo de tomar responsabilidad con nuestra propia plasticidad cerebral. Aceptar que aunque nuestro cerebro no es perfecto, es maleable… Así que ¿cómo podemos ayudar a moldearlo? Lo primero que quiero decirte es que si haces muchas cosas diferentes pero no las repites en el tiempo, no hay impacto en tu cerebro. El cambio no es consistente… Así que no hay entrenamientos cerebrales milagrosos. No caigáis en esa trampa. La plasticidad cerebral está más relacionada con el estilo de vida que con las acciones esporádicas. Volviendo a John Arden, él utiliza el acrónimo FEED para que recordemos la manera de «recablear» nuestro cerebro.
F= Foco – Enfoca tu atención en el aquí y ahora-. Tiene que ver con estar dispuesto al cambio. Cuando hay enfoque, se involucran partes necesarias del cerebro para comenzar ese proceso de neuroplasticidad, es la disponibilidad para que el cerebro vuelva a cablearse. Esto se consigue siendo consciente de todos los aspectos sobre los que estás haciendo (presencia), hablamos de poner atención.
E=Esfuerzo – Todo cambio al principio cuesta-. Activar tu cerebro para establecer nuevas conexiones. Por ejemplo, si te agobia una situación en particular y sigues pensando en ella de la misma manera, sin hacer un esfuerzo consciente por crear una nueva visión sobre el asunto, permanecerás atrapado en esa experiencia.
E=Effortless (en inglés) sin esfuerzo en castellano-. Buscar la automatización. Una vez iniciado un nuevo comportamiento, será más fácil la próxima vez y gradualmente requerirá menos energía y se volverá más automático.
D=Determinación – Si lo tienes claro, a por ello-. Es la idea de que continúas manteniendo el comportamiento deseado para cosechar los beneficios sembrados. Es decidir que quieres eso en tu vida, como hablábamos antes, como parte de tu estilo de vida.
Como decía el grandísimo don Santiago Ramón y Cajal: “Todo ser humano, si se lo propone, puede ser escultor de su propio cerebro”. Atención a “si se lo propone”. Es la clave.