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Cómo huir de un compañero «pesado»

Estas vacaciones, un amigo me contaba su desesperación por tener que compartir algunos proyectos con un compañero de trabajo, muy, muy pesado (según él, claro). «Llevo varios meses trabajando con él y no le soporto, lo único que puedo hacer es evitarle»- se quejaba. Esta conversación me dió pie a reflexionar sobre el tema.

¿Por qué huir? Si huimos puede que estemos perdiendo sinergias… en un entorno laboral, no puedes elegir a tus compañeros, ni a tu jefe, incluso puedes suceder que no puedas ni elegir a tus propios colaboradores ¿Y si la mayoría son pesados? ¿Y si alguno de tus clientes es un pesado? Estaríamos ante un gran problema.

No se trata de ser amigos, pero sí de ser profesionales… en el fondo es una cuestión de emociones, las emociones que te provoca esa persona o mejor dicho, las emociones que tú te provocas al ver a esa persona, y como sabemos, las emociones pueden regularse.

Cuando las cosas se ponen difíciles en una relación laboral, más vale ser asertivos (sinceros pero sin hacer daño) y dejar las cosas claras desde el principio, como el dicho popular: “más vale ponerse una vez colorado que mil veces amarillo”

Mis recomendaciones pasan en primer lugar por conocernos a nosotros mismos y averiguar por qué determinados comportamientos o formas de ser nos ponen nerviosos. ¿Será tal vez porque nos recuerdan a alguien? Tal vez nos veamos a nosotros mismos reflejados en el otro y no nos guste… Una vez identificados esos comportamientos que nos incomodan, tenemos varias opciones: huir, enfrentarnos, pasar, utilizarlo o aprovecharlo. Si decidimos aprovecharlos, veremos la situación como una oportunidad más que como un problema, puede ser un entrenamiento para nuestra paciencia y para nuestra tolerancia.

Pueden ayudarnos varias técnicas, como por ejemplo descubrir su estilo de aprendizaje. Así entenderemos que en lugar de ser un “cuadriculao” es una persona más técnica (convergente) y descubrimos en él una gran capacidad de síntesis y análisis; o en lugar de ser un “parao” resulta ser una persona más teórica (asimiladora) que necesita su tiempo y comprender las situaciones para actuar; o que realmente no es un “toca pelotas” sino una persona creativa (divergente) con una visión crítica y abierta, dispuesta a aportar nuevas opciones; o que el típico “lanzao” no es más que una persona activa (adaptadora) con una visión práctica del mundo, capaz de poner en marcha numerosos planes y acciones.

¿En qué nos puede beneficiar este conocimiento? Creo que nos puede aportar mucho ver las cosas, o en este caso las personas con una óptica diferente, eliminando prejuicios y etiquetas, siendo conscientes de que no es que me quiera fastidiar o que sea un pesado sino que es diferente (o demasiado parecido) a mí.

Y si al final no puedes con ello… como decía mi amigo: puedes fingir hablar por el móvil cada vez que le veas aparecer… pero recuerda, que detrás de esa posible amenaza, puede esconderse una oportunidad… nunca se sabe.

Marta Romo

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