La respuesta a esta pregunta, aunque parece un oximorón en sí misma, es “sí”. Sí es posible comer sano más allá de tradiciones y consumismo. Por experiencia sé que en estos días no es fácil resistirse a los dulces y platos tradicionales, pero tampoco te voy a pedir hacerlo. Mi propuesta es disfrutar al máximo solo con un pequeño esfuerzo: limitar los excesos. Por otro lado, si sigues este blog, sabes de sobra que alimentar tu cuerpo y tu cerebro con los mejores nutrientes te ayudará no solo a rendir más sino sobre todo a sentirte mejor.
Como contaba el año pasado en estas mismas fechas, la principal energía que necesita el cerebro es la glucosa que proviene de comer alimentos ricos en carbohidratos, además de vitaminas, minerales, ácidos grasos, proteínas, etc. Por el contrario, las consecuencias de una alimentación desequilibrada pueden ser apatía, desgana, irritabilidad, nerviosismo, cansancio, falta de atención, fallos de memoria, de concentración e, incluso, depresión. Por eso insisto tanto en la importancia de comprometernos con la mejor alimentación arraigada en los mejores nutrientes.
Los siguientes consejos te servirán para introducir un estilo más saludable en tu dieta, incluso en estas fechas:
- Sigue una dieta mediterránea, aunque sea Navidad. El aceite de oliva, los cereales integrales, el pescado y la fruta protegen al cerebro de sufrir lesiones relacionadas con pequeños infartos cerebrales y reducen el riesgo de enfermedad de Alzheimer. Este año atrévete a innovar dentro de la tradición.
- Come verdura y pescado.Si necesitas un chute de energía para tu cerebro, por ejemplo, en situaciones difíciles (cenas o comidas con familiares donde la tendencia al enfrentamiento sea la tradición), consume muchas verduras porque aportan potasio, magnesio, ácido fólico y fibra, los cuales ponen tu cerebro a pleno rendimiento, además de ayudar a regular el tránsito intestinal. Te sentirás bien, con menos tendencia a dejarte llevar por las emociones. El pescado, por su parte, ayuda a tener un mayor volumen cerebral, lo cual puede llegar a suponer alargar la vida dos años, con calidad.
- Toma alcohol en su justa medida. Las dosis elevadas de alcohol ejercen un efecto muy negativo sobre el cerebro: destruye neuronas en el hipocampo, produce un daño muy fuerte a las arterias, empeora la salud cardiovascular que puede incidir en el infarto cerebral o hemorragias en el cerebro. Seguramente, será inevitable beber un poquito más de la cuenta; procura aligerar ese poquito con mucha agua.
- Apúntate al té verde.Sus propiedades químicas contribuyen a la generación de células cerebrales y beneficia la memoria e inteligencia espacial. Es una bebida ideal caliente o fría para evitar elegantemente el exceso de alcohol.
- Dosifica la cafeína.La acción estimulante de la cafeína sobre el sistema nervioso central depende de la dosis. En pequeñas dosis inhibe el sueño y disminuye la sensación de cansancio. Favorece la concentración aumentando el rendimiento intelectual, disminuye el tiempo de reacción y proporciona cierta euforia y bienestar.
- Bebe mucha agua. Tu cerebro necesita hidratación. Bebe al menos 8 vasos de agua al día y, en momentos de estrés, al menos 16. En estos días, beber más de lo suficiente es vital para eliminar la toxicidad añadida.
- Consume grasa insaturada.Además de oxígeno y glucosa, el cerebro necesita grasa –ya que está compuesto al menos en un 30 % de grasa–, pero grasa insaturada, en particular omega 3, fundamental para proteger y formar las células del cerebro. Es imprescindible usar todos los días aceite de oliva y, con frecuencia, frutos secos y pescado azul.
- La dulzura tiene su precio.Cuidado con el azúcar refinado y los dulces industriales, sobre todo en estas fechas navideñas. Los mejores azúcares, el mejor combustible para nuestro cerebro, son los que pasan lentamente a la sangre. Cada día hay más productos que cuidan la calidad de los azúcares con los que los elaboran, incluidos los dulces navideños, muchos en su origen realizados con miel.
Y, por último, sigue el consejo de nuestras abuelas: desayuna como un rey, almuerza como un príncipe y cena como un mendigo.
¡Feliz Navidad y próspero 2018!