La fatiga y el cansancio mental nos llevan a tener un juicio deficiente, pensar con menos claridad, tener dificultades de autocontrol y problemas de creatividad. Por eso es tan importante cuidar la higiene mental, incorporando descansos periódicos y fomentando las distracciones. Pero vamos más allá de la jornada laboral, en un mundo cada vez más conectado, en el que la tecnología y las redes sociales se han colado en nuestro tiempo de ocio. Es clave encontrar un antídoto.
Cada vez son más las personas que cuando tienen un descanso o van al aseo, aprovechan para abrir Instagram, LinkedIn o Twitter… Podemos afirmar que las redes sociales ocupan parte de nuestro tiempo libre porque hemos llegado a la situación de que también en los momentos de ocio nos conectamos para decir a nuestros seguidores lo que estamos haciendo… y al final no estamos en lo que estamos; incluso en el ocio, tampoco desconectamos. Y este es el problema de la hiperconexión: estás conectado durante tu jornada laboral y fuera de ella también, aunque no sean temas de trabajo. De hecho, según el último informe de Hootsuite y We Are Social con datos de más de 200 países, en España, el 92 % de los usuarios se conecta diariamente; el 6 % al menos una vez a la semana y el 2 % como mínimo una vez al mes. El tiempo que los usuarios españoles pasan en internet es de 5,20 horas diarias; en televisión, de 2,53 horas; en redes sociales, 1,38 horas y escuchando música en streaming o por transmisión directa en internet, 45 minutos.
Pero no solo la hiperconexión es nuestro enemigo, las largas jornadas laborales también contribuyen a acelerar el estrés mental. Un reciente estudio británico con una muestra de más de un millón de trabajadores reveló que las personas que trabajan más de 55 horas semanales tienen un 33 % más de riesgo de sufrir un infarto que quienes se limitan a una vida laboral de 35 o 40 horas a la semana. Además, quedarte sin vacaciones puede hacer que tengas el doble de posibilidades de sufrir un ataque cardíaco. La ciencia no cesa de demostrar que la ausencia de tiempo libre es insana. El exceso de trabajo es un estresor crónico y el estrés continuado produce un aumento de los niveles de cortisol, pérdida de neuronas y fallos en la función cerebral.
Todas estas evidencias deberían concienciarnos sobre la importancia de mantener un equilibrio entre trabajo y ocio como elemento clave para nuestra salud física y mental. En muchas ocasiones echamos la culpa a nuestros empleadores; sin embargo, en esto hay un sesgo cognitivo porque nosotros mismos podemos ser nuestro mayor enemigo en este sentido: la carencia de tiempo libre se ha convertido en algo de lo que presumir. De hecho, cuando alguien te pregunta “¿Cómo estás?”, queda muy bien responder “Bufff… estoy muy ocupada” y es una especie de sinónimo de que te va bien en la vida. De hecho, la Universidad de Columbia, en colaboración con Harvard, realizó en 2016 una investigación que demostró que mostrarse muy ocupado influye positivamente en cómo nos perciben los demás. Incluso en nuestras creencias más profundas colocamos al ocio en un lugar opuesto al trabajo. Pero la realidad es que tener poco tiempo libre nos aleja bastante del bienestar.
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Este texto es parte de la información que preparé para este reportaje en Expansión de Montse Mateos:
¿Por qué debe dedicar menos tiempo al trabajo y más a usted?