¿Consigues descansar en vacaciones? ¿Desconectas? ¿Te llenas de responsabilidades? ¿Sientes que te cunde el tiempo? ¿Te diviertes? Si tu respuesta es no al menos a tres de las seis preguntas, te interesa aprender a “hacer nada”.
Con “hacer nada” propongo un poquito de “soñar despiertos” al día, de forma programada y en el momento oportuno, lo que te traerá sorprendentes beneficios, sobre todo en materia de creatividad y bienestar. Utilizar esta cualidad del cerebro de forma intencionada es la clave y es el mensaje que quiero transmitir.
Jonathan Schooler, de la Universidad de California, habla de “vagar la mente”, que es una forma de soñar despierto, de no estar enfocado externamente sino internamente. Sabemos que cuando hacemos esto, cuando dedicamos tiempo a escucharnos, podemos contactar con nuestra propia visión. Por lo tanto, las ideas afloran cuando puedes mirar dentro de ti y no centrarte en el mundo exterior, cuando te sientes lo suficientemente seguro como para parar y divagar, reflexionar sobre los pensamientos más profundos sin estar preocupado por lo que sucede a tu alrededor.
Si no desconectamos, enfermamos
Cada vez es más difícil tener estas experiencias de descanso, incluso nos juzgamos por descansar, parece que no está bien visto y que siempre tenemos que estar ocupados… Pero desconectar es vital para nuestra mente y nuestro cuerpo. Lo contrario implica mantener el estrés y socavar nuestro bienestar, creatividad y productividad. Sin embargo, cada día parece más difícil abstraerse de las obligaciones laborales ante la hiperconexión de la sociedad actual, conexión que impacta negativamente en nuestra biología cerebral.
En este programa de Las mañanas de Rne explico no solo los problemas que tendremos que afrontar si no desconectamos, también incluyo siete consejos que te ayudarán a tener un verano feliz y tranquilo, además de los que verás a continuación.
Según Séneca, “La vida feliz es la que está conforme con su naturaleza“. Con esta frase, nos habla de ser, no de tener; nos habla de identidad y de libertad, de ser quien quiero ser y, de que me dejen serlo. Yo añadiría también, que se complementa con una adaptación a las circunstancias y atención a las cosas que sirven para la vida pero sin dejarse deslumbrar por ellas, sin dejar de ser libres. Nietzsche subtituló uno de sus libros con la frase “Cómo se llega a ser lo que se es.” Parar, descansar, desconectar, dejarnos estar… ese “no hacer mental” que nos permite dejar a nuestro cerebro vagar libremente sin presiones.
Entrenamiento para estas vacaciones
El psicólogo americano Martin Seligman de la Universidad de Pennsilvania y padre de la Psicología Positiva, hace una interesante aproximación en su libro “La auténtica felicidad” y concreta el concepto de felicidad. Según Seligman, la felicidad se compone de pequeños momentos, de detalles vividos en el día a día y, quizá por ello, su principal característica sea su capacidad de aparecer y desaparecer de forma constante a lo largo de nuestras vidas. Así que introducir pequeñas acciones, detalles, en nuestro día a día, buscar y programar incluso esos momentos en nuestra agenda, contribuirá sí o sí a que la percepción sobre nuestra felicidad sea más favorable. Aquí van algunas recomendaciones:
- Busca un mínimo de 10 minutos al día de inactividad. Permítete un tiempo de inactividad cada día para dejar que tu mente vague libremente, ya sea en el tren, el bus, en el sofá, en un parque…. No llenar cada momento con el estímulo que aparezca, ya que no obtendrás el tiempo de inactividad necesario para tener esos avances creativos.
- Apaga el móvil durante varias horas cada día: ¡Sí se puede! Nicholas Carr, el gurú norteamericano crítico de los efectos de Internet, en su último libro, ¿Qué está haciendo Internet con nuestras mentes?, ha ofrecido evidencias de cómo la hiperconexión y las distracciones permanentes impactan directamente en nuestra biología cerebral. Cada vez somos menos capaces de concentrarnos en tareas que lleven tiempo y demanden atención total.
- Elije tus tareas y que no te elijan ellas a ti. Para conseguir tiempo de “no hacer” resulta clave la priorización y la búsqueda de la productividad. Emplear todo el día en hacer mil cosas, nos distrae. Y esto hace que se nos olvide hacer lo realmente importante y que después tengamos la sensación de no tener tiempo para “no hacer”.
- Permite el no hacer a los demás. Si eres jefe y tienes colaboradores, si tienes hijos, pareja… respeta también su necesidad de no hacer. Puedes ponerte de acuerdo con ellos para compartir ese tiempo entre todos y que cada uno tenga su momento. Aunque resulte contradictorio, con un poco de organización, te resultará mucho más fácil tener tiempo para no hacer nada.
- Realiza alguna actividad placentera y manual al día. David Rock propone esta clave, como una de las mejores distracciones para la mente. Actividades que nos ayudan a entretenernos, que son sencillas y que, a la vez pueden ser productivas aunque ese no sea el objetivo principal. Puede haber muchas actividades que cumplen estos requisitos: hacer punto, cocinar, jardinería, moldear figuras…
Así que estas vacaciones, permítete hacer nada. ¡Feliz descanso si ya estás de vacaciones! A mí aún me queda un poquito, pero mientras tanto voy ensayando 🙂