Publicado el 08-03-2009 en El Mundo, por Ángela Méndez. Madrid.
Apostar por el estilo de dirección de ellas es apostar por el diálogo, la tolerancia, el trabajo en equipo y un ambiente positivo que potencia la innovación y la creatividad. Cualidades ligadas al plano emocional que pueden aprender todos sin distinción de género.
Que los tiempos cambian, es un hecho y más en este momento. Por eso, hay que reinventarse y confiar en un modo de trabajo y en un directivo que favorezca la comunicación, la confianza, la diversidad, el trabajo en equipo y un ambiente positivo. Marta Romo, socia de InnoPersonas, afirma en su libro La mujer líder que “como dicen los gurús Ridderstrale y Nordström, han pasado los días en los que se suponía que el líder era una mezcla de John Wayne y Albert Einstein. Ahora la cosa va de versatilidad y no de mando, y tampoco es una cuestión de género”. Se trata de inteligencia emocional. Emocionalidad = mujer Históricamente, las empresas y la sociedad han sido organizadas y dirigidas por hombres con un estilo marcadamente jerárquico. Cuando las mujeres han entrado se han adaptado como han podido, en ocasiones copiando su estilo.
Anna Mercadé, presidenta de honor de la Fundación Internacional de la Mujer Emprendedora (Fidem), explica que “a medida que las mujeres toman posiciones en los puestos de dirección y adquieren confianza en ellas mismas y en su manera de trabajar, van sintiéndose más seguras, sacando todas las capacidades inherentes, y aplicando un nuevo estilo femenino de dirección”. Cualidades innatas que hacen que la mujer sea más intuitiva y tenga mejor habilidad para el lenguaje. También está demostrado que tienen más capacidad de empatía, de recuperación y de flexibilidad, entendida ésta como facultad para hacer muchas tareas al tiempo. Por todo esto, su manera de hacer las cosas beneficia a la empresa porque favorece el diálogo, la participación y la diversidad. Así, las mujeres, a través de su estilo femenino de dirigir, crean equipos de trabajo participativos en los que enseñan lo que se debe hacer y cómo. “Su liderazgo no está vinculado al poder, sino más bien a la autoridad moral y competencial. No les importa tanto el éxito y no se preocupan demasiado de los cargos ni de las jerarquías. Compartir el mando es algo normal y justo. Para ellas es más importante hacer bien las cosas, ser efectivas y que todo el mundo esté contento”, asegura Mercadé.
Los expertos coinciden al señalar que al tomar decisiones las féminas lo hacen con la cabeza, pero también con el corazón, y cuando crean empresas éstas son horizontales facilitando así la gestión y la libre circulación de información. De modo que ganan en motivación, sentimiento de pertenencia e involucración, lo que se traduce en mayor creatividad. Los frenos Si reporta tantos beneficios,¿por qué no se ha trabajado así desde antes? Para Carme García, profesora de la Escuela Superior de Comercio Internacional de la Universidad Pompeu Fabra, en el caso de las féminas la cuestión reside en el miedo al rechazo, “por una cultura que ha impuesto unas normas de conducta que hacían que la mujer que se saliera de las mismas se sintiera culpable. Por tanto, permanecía sumisa a las costumbres y no dejaba aflorar su forma natural de ser”. Carme García afirma que “liderar es escoger tu vida al margen de los estereotipos. Para dirigir, cualquier mujer tiene que aprender a identificar y gestionar sus miedos y desarrollar una capacidad estratégica, primero en su vida y luego en la empresa”. Por lo que se refiere al ejercicio del liderazgo en puestos de mando, Marta Romo señala que hay que tener en cuenta que “muchas veces es la propia mujer la que se pone trabas, porque está acostumbrada a ejercer el control en la casa y quiere hacer lo mismo en el trabajo. Aquí su tarea pendiente es aprender a confiar y delegar”. Por otro lado, no hay que olvidar que “muchas profesionales eligen libremente no optar a un puesto más alto porque consideran que no vale la pena tanto esfuerzo”, dice Romo. Los expertos dicen que cualquier profesional puede aprender a dirigir en femenino: todo es cuestión de trabajar comportamientos concretos. Pilar Jericó, socia de InnoPersonas, dice que “se conseguirá a través de la interacción y cuando deje de entenderse como algo excepcional”.
En Fujitsu ellas asumen su propio liderazgo En Fujitsu saben el potencial que tienen las mujeres en el ámbito empresarial y, por eso, desde mediados del año pasado han querido ayudar a su despegue con el programa Fujitsu en Femenino. Una iniciativa que busca comprometer e impulsar el liderazgo y favorecer el propio desarrollo de la mujer y de la empresa. Scherezade Miletich, directora de recursos humanos de Fujitsu, destaca que “este proyecto es de carácter voluntario y está abierto a todas las profesionales de la firma, independientemente del área y categoría en la que trabajen”. El objetivo es crear un espacio en el que las empleadas puedan expresar sus dudas, sus ideas, sus necesidades y sus propuestas y, a partir de ellas, empezar a trabajar para hacerlas realidad. Entre otras, las acciones que se están llevando a cabo abarcan actividades y actuaciones concretas para mejorar en un aspecto determinado del desarrollo del profesional, la creación de espacios para favorecer el networking y compartir información con otras mujeres, así como otro tipo de iniciativas que faciliten y promuevan cambios y mejoras en la compañía. La acogida del programa, que desde el principio contó con el apoyo de la alta dirección, ha sido muy buena. Desde su lanzamiento en septiembre de 2008 con 10 mujeres, han ido incrementando el número de participantes hasta las 35 actuales en Madrid y, en breve, se unirán 30 más de Barcelona. Miletich resalta que gracias al programa han conseguido que “el talento femenino de la empresa asuma su propio liderazgo y se movilice para desarrollar iniciativas para ellas y para la empresa”. Su meta, ahora, es terminar de darle forma en España para poder trasladarlo a los centros de la firma en Europa.