2020, preciosa cifra que abre una década impredecible. El mundo en 2030 será otro en muchos aspectos irreconocible. Los retos son inmensos: descarbonización, derechos humanos, inteligencia artificial, futuro del empleo, modelos sociales… La lista es larga, pero no me propongo hacer un análisis exhaustivo. Lo que sí puedo y quiero hacer es centrarme en tres cosas que están a mi alcance para contribuir a una sociedad, un espacio de trabajo y amistad, de familia, pareja, madre y persona… que cuando mire atrás me arranque una sonrisa, porque sienta que mi vida es valiosa, significativa (como suelen decir los anglosajones). Y quiero compartirlos con vosotros, aquí van:
- Donarme con más frecuencia: lo que viene siendo vivir desde el humanismo real. No hay nada que inventar, tenemos modelos más que inspiradores para seguir. Un humanismo real es el que incluye y ama la diferencia, el que es creativo con miras positivas, el que es compasivo ante el dolor de los otros. Un humanismo real no apuesta solo por mí, sino también y sobre todo por ti… porque el desafío está en aprender a salir de uno mismo para llegar al otro y donarse. Yo creo que el famoso dicho “damos lo que tenemos” es al revés. Yo creo que “tenemos lo que damos”.
- Seguir aprendiendo: los que me leéis con asiduidad sabéis que soy una apasionada de la neurociencia. Como pedagoga sé que el camino más sencillo es promover el aprendizaje desde la herramienta más maravillosa que tenemos: nuestro cerebro, nuestro cuerpo y sus interacciones. La investigación es clave y la iteración de ese conocimiento también. Seres humanos creciendo en entornos respetuosos con nuestra neurobiología seguro que construyen sociedades sostenibles con todos los seres vivos. Cultivar lo que en el mundo anglosajón (disculparme por volver a ellos) se conoce como growth mindset vs fixed mindset, sin duda nos ayudará.
- Aceptar lo que viene: si queremos transformación, la clave es la aceptación. No hay otro camino, ni existen atajos. Estar abiertos al cambio, dejarnos sorprender, valorando y no juzgando, y haciendo lo está en nuestra mano desde la responsabilidad y nuestros valores. No hablo de resignación, pues nos puede llevar al victimismo. Hablo de formar parte de la transformación aceptando que es una constante en nuestro nuevo mundo.
Básicamente, como pensamos cientos de miles de seres humanos en el planeta, “Sé el cambio que quieres ver en el mundo”. Si cada uno hacemos nuestra parte desde estos tres pilares (o similares) es muy probable que 2030 sea mucho más utópico de lo que los distópicos se puedan imaginar -:)
¡Feliz 2020!