El Economista, 6 de agosto de 2010.
María Domínguez.
56 de cada cien españoles no consiguen olvidar el trabajo durante sus vacaciones, según un estudio de Muchoviaje. ¿Cuáles son las claves para desconectar? La primera máxima: nada de agendas, móviles de trabajo ni ordenadores. Ricardo Sotillo, doctor de la Universidad de Granada y experto en estrés laboral, considera que cargar con estos dispositivos no sirve de nada: “Cuando estás de vacaciones, eres ineficiente en lo que respecta al trabajo de oficina; aunque te lleves el portátil, al final no avanzas nada y vuelves peor de lo que empezaste, con la sensación de no haber hecho los deberes”.
Remedios Torrijos, profesora de Comportamiento Organizacional del IE Business School, explica: “A mis alumnos les recuerdo que nadie es imprescindible, para que alejen los temores que genera el no estar en la oficina”. Torrijos, que es coach de ejecutivos, añade: “El 90% de esos miedos son infundados hay que aprender a delegar¨.
Del trabajo, ni hablar
Marta Romo, coach ejecutiva y socia de la consultora Innopersonas, considera importante dejar de hablar sobre temas laborales en los días de descanso, “ya que automáticamente nos engancharemos a emociones relacionadas con el estrés, el miedo, la venganza, la ira…”. Cuidado con aprovechar el verano para hacer cursos intensivos y leer libros especializados. “Si están relacionados con nuestro trabajo o con nuestras inquietudes de desarrollo personal, no nos permiten desconectar por muy agradables que nos resulten ya que, una vez más, nos mantienen ligados a lo de siempre. Mejor leer libros que no tengan nada que ver con lo que hacemos habitualmente”. Si algo ayuda a desconectar es hacer lo que a uno le apetezca, ni más ni menos. Al menos, eso opina Remedios Torrijos. Nada de visitas obligadas a familiares, ni de viajes forzados para aprovechar el apartamento familiar.
No son una pérdida de tiempo
“Las vacaciones no deben verse como un lujo ni como una pérdida de tiempo, sino como el periodo en que podemos dedicarnos a nosotros mismos, al contrario de lo que ocurre en nuestra vida laboral; ello significa estar libre de obligaciones”, dice esta profesora. Según añade la coach Marta Romo, “a lo largo de todo el año satisfacemos necesidades de otras personas; en vacaciones, debemos hacerlo con las nuestras”. Romo explica que para algunos será más complicado desconectar “por la falta de expectativas positivas sobre el futuro a corto plazo. Esta situación genera ansiedad, ya que el ser humano no está preparado para vivir en un entorno de incertidumbre”.
Dos semanas como mínimo
¿Cuánto tiempo es recomendable tomarse? Según los expertos, dos semanas como mínimo. Un descanso por menos tiempo no permite desconectar, aseguran. A pesar de ello, según el citado estudio de Muchoviaje, el 85% de los españoles prefiere realizar viajes cortos a lo largo del año y la duración media de las vacaciones estivales se sitúa en torno a los once días.
Otro consejo: no planifique su verano día a día para explotar su tiempo al máximo. Hay quien sabe con antelación qué va a hacer cada jornada. Según comenta Remedios Torrijos, conviene evitarlo: “Las personas que lo hacen están trasladando a sus días libres su forma de trabajar, cuando lo necesario es precisamente lo contrario: cambiar las rutinas”.
Unas recomendación para antes de salir: “Es aconsejable tomarse dos días de adaptación, no irse con la maleta prácticamente desde la oficina”, dice Ricardo Sotillo, que recomienda meterse poco a poco en las vacaciones, como quien entra en una piscina. El mismo consejo es válido para la vuelta: si uno quiere evitar el temido síndrome postvacacional, mejor regresar dos días antes de la incorporación al trabajo. El impacto será menor.