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Productividad, ¿También en vacaciones?


Trabajar ocho -o más- horas al día, cinco -o más- días a la semana, sea sentado en una silla o de un lado para otro, agota. Estamos a finales de julio y se nota. Necesitamos unas vacaciones, ¡Ya!
El mal más extendido a estas alturas del año es la fatiga mental, causada, por exceso de estimulación mental o por ausencia de la misma. Por muy extraño que pueda parecer, el hecho de no tener en qué pensar durante mucho tiempo, muchos meses, también agota. Así que nos encontramos ante dos extremos, trabajadores estresados y trabajadores desconectados ¡Cómo nos cuesta encontrar el equilibrio!

Pero la fatiga mental no se queda ahí, es el comienzo de un círculo vicioso que podemos, si queremos, transformar en virtuoso. ¿Cómo nos viciamos? Con una cadena de pensamientos, lo que algunos denominamos comúnmente “comernos la cabeza” sobre el por qué de nuestro estado, con el consiguiente impacto en nuestro estado emocional, nos sentimos decaídos y predominan en nosotros emociones de baja intensidad como aburrimiento, sumisión, depresión, etc. En nuestro estado espiritual, nos cuestionamos nuestras prioridades y perdemos la perspectiva sobre lo que da sentido a nuestra vida. En nuestro estado físico, al final, el cuerpo no nos puede hablar más claro, estamos agotados.

Sabemos bien que Talento es capacidad por compromiso; sin embargo, el Talento también es una forma de energía, y la energía (la capacidad-voluntad para realizar un trabajo), si bien no se crea ni se destruye, puede disiparse. A final de temporada, incluso antes de lo previsto, uno puede llegar con las pilas agotadas, exhausto.

Lo vivo en primera persona y también lo veo en buena parte de los directivos de las empresas clientes para las que trabajamos. Ha sido un año de una intensidad inusual, con crisis o sin ella, y la capacidad de respuesta es ya muy escasa. Por eso, sin tensiones ni presiones, las vacaciones han de tomarse muy en serio. ¿Podemos ser productivos en vacaciones? Repito, sin agobios.

Estamos hablando de productividad personal, de cargar las pilas de nuestro compromiso, no de seguir alimentando nuestra fatiga mental también en verano. Por eso, no nos compliquemos las vacaciones, la vida. Es vano hacer con más lo que se puede hacer con menos. Menos es más, en palabras de Bruce Lee: “No has de acumular, sino eliminar. No se trata de aumentar cada día sino de disminuir cada día. Cultivarse a uno mismo culmina siempre en la simplicidad” Y es que la temporada estival es uno de los mejores momentos del año para hacer sanos propósitos de cara al nuevo curso, pero sobre todo para empezar a cumplirlos.

Las vacaciones son una fuente de aprendizaje sobre nosotros mismos, nos enfrentan a lo que sería nuestra vida sin trabajo, y esto, aunque parezca mentira, es algo difícil de gestionar, prueba de ello son la cantidad de separaciones tras las vacaciones o el manido síndrome postvacacional.

El quitarnos el rol de “profesional”, de alguna forma nos desnuda. ¿Cómo podemos afrontar y disfrutar este nudismo al que no estamos acostumbrados, en vacaciones? Podemos engañarnos a nosotros mismos y empezar a preocuparnos u ocuparnos por multitud de cosas. Puede aparecer en nosotros el pensamiento de “tengo que aprovechar estas vacaciones para hacer todo lo que no pude hacer durante el año”. Pues, mal andamos. Es una pena que tengas que posponer lo que quieres hacer en un momento dado, hasta tus vacaciones, ¿Y si ahora ya no te apetece hacer lo mismo?

Profundicemos un poco más. Estar ocupado suele ser un pretexto para no estar, para evitar unas pocas acciones incómodas que son las que de verdad nos importan. Mantenerse ocupado es una forma de pereza: pensamiento perezoso y acciones indiscriminadas. ¿Estoy siendo productivo o solamente activo? ¿Me estoy inventando cosas que hacer para no hacer lo importante? Podemos seguir engañándonos: ¿Qué estoy evitando con tanta actividad? Párate y conéctate contigo mismo ¿Qué es lo que realmente quieres, te apetece hacer o dejar de hacer? Puedes creértelo o no, pero no sólo es posible conseguir más haciendo menos, es obligatorio. Relájate. Vive tu tiempo con calidad, uno de los factores que más inciden en la productividad personal.

Ya lo decía Pareto, el 80% de las consecuencias se deriva del 20% de las causas; el 80% de los resultados viene del 20% de los esfuerzos realizados y el tiempo empleado, el 80% de las ganancias en la Bolsa van a parar al 20% de los inversores, la lista es infinitamente larga y variopinta. Aplícate el cuento estas vacaciones. Hacer algo intrascendente bien o dedicar mucho tiempo a algo, no lo convierte en importante. Recuerda que lo que haces, es mucho más importante de cómo lo haces. Estamos hablando de productividad personal: la eficiencia importa, pero es inútil si no la aplicas a lo correcto. Dedícate a lo verdaderamente importante para ti estas vacaciones. Olvídate de lo que sobra. Simplifica, y para conectarte, puedes pensar ¿Qué 20% de causas son responsables del 80% de mis problemas o infelicidad?, ¿Qué 20% de causas produce el 80% de mi felicidad y deseos cumplidos? El carecer de tiempo es carecer de prioridades, ¿Cuáles son las tuyas?

Como dice Tim Ferriss (autor de La semana laboral de 4 horas) “El tiempo se pierde porque hay demasiado”. Aprovecha tu tiempo estas vacaciones, y… el resto del año. El secreto para tener más tiempo, es hacer menos cosas.

Marta Romo

Publicado en Canal Eurotalent, agosto 2008

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