¿Eres de esas personas que envidian a sus amigos que hacen deporte? A partir de ahora, tendrás un nuevo motivo para imitarles además de mejorar tu salud y tener un cuerpo más esbelto, y es que el ejercicio físico también alimenta tu cerebro y te ayuda a retrasar los síntomas del envejecimiento.
Una vida activa y con movimiento no solo es necesaria para mantener una buena salud física, sino que ayuda significativamente a mantener en forma las funciones cognitivas. Siempre se ha pensado que la actividad física podía tener una relación positiva con las capacidades cerebrales, pero hoy, gracias a diferentes estudios, esta suposición tiene comprobación empírica: a mayor actividad aeróbica, menor degeneración neuronal.
Los beneficios del ejercicio para el cerebro son muchos. Influye en la neurogénesis por lo que las personas que realizan ejercicio aprenden más rápido, recuerdan mejor, piensan de forma más clara, se recuperan antes de un accidente cerebral y tienen menos probabilidades de padecer depresión y otras disfunciones cognitivas relacionadas con la edad. Con el ejercicio aeróbico, por ejemplo, llevamos más oxígeno a nuestro cerebro, pues se aumenta paulatinamente la capacidad pulmonar.
Mover el cuerpo también resulta muy positivo para las personas con altos niveles de estrés y ayuda a contrarrestar la acción de sus síntomas. Además, hay estudios con datos epidemiológicos que sugieren que las personas activas están menos deprimidas que las personas inactivas. Estos estudios también apuntan que las personas que estaban activas y dejaron el ejercicio tienden a estar más deprimidas que los que mantienen un programa deportivo.
Con estas evidencias sobre la mesa, muchos médicos afirman ya que, si tenemos que elegir el mejor entrenamiento para nuestro cerebro, la actividad más relevante es el ejercicio físico. ¿Por qué es así? Sabemos que determinados patrones de movimiento producen factores de crecimiento naturales llamados neurotrofinas, los cuales activan el cerebro, ayudándolo a mantenerse en forma y combatir los efectos del envejecimiento mental.
Cuando estamos sentados o tumbados, nuestro cuerpo envía al cerebro señales regulares que le indican la posición que cada miembro ocupa en el espacio. Si nos ponemos de pie y comenzamos a andar, esas señales eléctricas se envían de una forma más frecuente (la rodilla se flexiona, se estira, se recoge, etc.). El movimiento rápido hace que la señal eléctrica no pueda disiparse entre cada señal. Esta actividad desarrolla el cerebro y favorece la liberación de las neurotrofinas que son como el maná para las neuronas. Las fortalecen, las nutren y mejoran su habilidad para aprender. En presencia de ellas nacen nuevas neuronas y rebrotan las más antiguas, desarrollándose y formando mejores conexiones entre ellas.
Si quieres alimentar tus neuronas con estas neurotrofinas, lo mejor es combinar el ejercicio físico y mental con la estimulación de los cinco sentidos y las emociones. Te propongo algunas ideas para que puedas hacerlo en solitario o con compañía. Puede ser una buena actividad para realizar con amigos, o con los niños cada día, incorporándolo en las rutinas diarias. Son ejercicios que te ayudarán a estimular tu cerebro, trabajando la lateralidad, fortaleciendo áreas cognitivas, e incluso desarrollando la plasticidad cerebral. Quizá sean pequeños desafíos que al principio te costarán, pero con la práctica serán pan comido:
- Incluye en tu agenda al menos 30 minutos de ejercicio aeróbico al día (si pueden ser 45 minutos, mucho mejor). Experimentarás beneficios en tu cuerpo a largo plazo, pero también a corto sobre tu mente. Comprobarás cómo te sientes mejor, mejorará tu estado de ánimo y te sentirás orgulloso al terminar.
- Practica ejercicios variados, ¡cambia de rutina! Aunque sean solo 5 minutos al día, haz ejercicios que impliquen la activación de muchas áreas diferentes del cerebro de forma inesperada, para aumentar el alcance de la actividad mental.
- Súmale el estiramiento. No es necesario que le dediques mucho tiempo, pero haz estiramientos, que aumentan la circulación cefalorraquídea y mejora nuestra capacidad de concentración.
- Pasea acompañado. Invita a tus amigos, tu familia, tu pareja o tus hijos a pasear y aprovechad el momento para hablar y poneros al día.
- Realiza juegos de coordinación y lateralidad. Por ejemplo, levanta el pie derecho y haz círculos a la derecha con los dedos del pie mientras dibujas el número 6 con la mano derecha; o busca dos lápices, coloca uno en cada mano y dibuja a la vez en un papel triángulos cuadrados y círculos.
- Haz juegos para activar los sentidos. Alégrate la vista y disfruta de las imágenes de la naturaleza a través de un documental o un vídeo, hoy en día es sencillo gracias a Youtube. Será como tomar un baño de neurotransmisores para tu cerebro. También puedes inhalar el olor a flores o frutas mientras haces un ejercicio de respiración lenta y profunda.
- Atrévete con ejercicios de shock sensorial. Imagina el sabor y el olor de los siguientes alimentos todos mezclados entre sí: chocolate con leche y carne; leche y encurtidos; mostaza y helado; Zumo de naranja y pollo especiado
- Practica ejercicios para entrenar el hemisferio izquierdo. El hemisferio izquierdo está relacionado con las funciones del habla y la escritura, y es secuencial y lógico, entre otras cosas. Para estimularlo, recita los números de 1 a 100, teniendo en cuenta las siguientes instrucciones mientras cuentas: en los números múltiplos de 3, levanta la mano izquierda; en los números divisibles por 4, levanta la mano derecha; en los números divisibles por 3 y 4, aplaude con las dos manos; por último, en los números divisibles por 5, haz ruido con los pies en el suelo. ¡Este ejercicio puede hacerse en grupo y lo pasarás mucho mejor!
- Practica ejercicios para entrenar el hemisferio derecho. El hemisferio derecho agrupa lo relacionado con lo emocional, la creatividad lo holístico, etc. Para entrenarlo, coge papel y lápiz y escribe en un minuto un breve párrafo que incorpore las siguientes palabras no relacionadas: hombre, árbol, coche, partido, vidrio, ratón. Puedes ir variando las palabras cada vez que hagas este ejercicio. Hacer competiciones con otras personas a ver quién tarda menos en hacerlo y leer después los textos, también puede ser muy divertido. ¡Inténtalo!
Ya sabes, la próxima vez que veas a alguien hacer deporte y sientas un poco de envidia… ¡anímate y súmate al movimiento!
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Extracto del capítulo 8 de mi libro “Entrena tu cerebro”