Ponle sabor a tu día a día con confianza y resiliencia

No son tiempos fáciles pero son perfectos para crecer frente a la adversidad. Comparto algunas claves que nos ayudarán a crecer en confianza y resiliencia, mis palabras mágicas. Fluir y…

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La vida es cambio y ante los cambios la regla número uno es… ¡Actitud positiva!

En BeUp nos hemos adaptado a la nueva situación de trabajo virtual y hemos transformado la relación con nuestros clientes manteniendo nuestro nivel de afectividad y efectividad. Hemos transformado nuestros…

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Claves para teletrabajadores nóveles

La vida es cambio, ¿cuántas veces lo hemos dicho o escuchado? Aun así cuando un tsunami azota nuestras vidas, como ahora con la pandemia del covid 19, nos cuesta adaptarnos. Y sin embargo, es la única y mejor opción. Adaptación desde una actitud positiva es la clave.

En apenas unos días muchos habéis pasado de una cultura presencial a la virtualidad, es decir, a teletrabajar. A pesar de las dificultades, somos muy afortunados los que podemos continuar con nuestra actividad desde nuestros hogares. Para vosotros, teletrabajadores nóveles he preparado estas pautas que espero os resulten útiles.

La familia, lo primero

Se trata de ser productivos y no reactivos. ¿Qué quiero decir con esto? Pues que antes de empezar con tu jornada de teletrabajo, organices la jornada con tu familia. Organizar un horario en el que todos tengan cosas que hacer, es importante. Puedes incluir tareas domésticas, juegos, descansos, lectura, etc. Si tienes peques, haz coincidir tus descansos con el  tiempo compartido porque estarán deseando estar contigo. Y ya tendrás tiempo para ti cuando ellos se vayan a dormir. Es importante mantener horarios habituales. También recomiendo madrugar antes que los demás, si necesitas mayor concentración. Esas horas matinales son superprovechosas para avanzar temas en los que necesitas dar lo mejor de ti.

Concentración, ¡¡¡cómo!!!

Si tenemos en cuenta cómo aprende el cerebro y sus necesidades para mantener la atención, hay una premisa muy importante: menos es más. Esto tiene que ver con evitar la multitarea y centrarse en una cosa cada vez. Esto es bien difícil porque el peor distractor es nuestro propio aburrimiento y la curiosidad… Puedes comprobar cuántas ventanas mantienes abiertas al mismo tiempo en tu ordenador, mientras realizas una misma tarea. De media, solemos cambiar de ventana o programa unas treinta y seis veces por hora, y en días de trabajo podemos visitar hasta 40 páginas webs distintas, pero nuestra densidad atencional es limitada.

La ciencia nos demuestra que no podemos abarcar más de cuatro conceptos a la vez cuando uno de ellos es nuevo. Y si hablamos de tareas, funcionamos solo con dos al mismo tiempo, el córtex prefrontal divide literalmente su atención en estas dos tareas y cuando entra una tercera no hay espacio atencional suficiente y solemos errar y estar más estresados. Los estudios sugieren que quienes realizan multitareas son menos eficaces filtrando y reteniendo información importante, recopilan datos ajenos a la tarea relacionada con la información, presentan más dificultades al extraer información de la memoria tanto a largo como a corto plazo y son más lentos a la hora de pasar de una tarea a otra. La multitarea aumenta el rendimiento en los ordenadores pero no ocurre lo mismo en los humanos. Otro criterio sería la gestión de la energía. Es importante realizar descansos cada hora o máximo cada 90 minutos.

Márcate un horario

Hay estudios que hablan de la ventaja de madrugar y empezar lo antes posible a trabajar. Sin embargo, hay personas que se concentran más por las noches y esto es respetable. Sin embargo, puede ser el inicio de un círculo vicioso muy negativo para la familia o personas que conviven contigo. Por eso, yo recomiendo empezar pronto a trabajar y después dedicar tiempo a entretenerse juntos… es decir, no ir a destiempo del resto de personas con las que convives.

No seas esclavo del mail

Soy muy radical… y te aconsejo cerrarlo y abrirlo según como lo hayas establecido. Si hay urgencias, te contactarán por teléfono o el sistema de mensajería que tengas con tu empresa.

Normaliza tus vínculos con compañeros y jefes

Ahora que estamos viviendo un momento complicado de aislamiento, es fundamental el contacto virtual. Esto se puede fomentar con videollamadas diarias en las que se hable además del trabajo, de lo emocional, de cómo estamos. También con algún canal en el que poder compartir otro tipo de cosas ajenas al trabajo. Nosotros en BeUp utilizamos slack y tenemos un canal específico para compartir temas de la situación actual, más allá del trabajo.

Fin de la jornada en casa

Es importante entender que tienes una jornada cuando estás teletrabajando, porque muchas veces seguimos y seguimos… También depende de tus horarios, es fundamental si trabajas en equipo, acordar juntos ese horario compartido para no ir a destiempo. Mantener el contacto es importante en estos días de aislamiento físico. Cultivar la empatía frente al confinamiento que todos viviremos las próximas semanas será vital para mantenernos emocionalmente fuertes y positivos.

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#2020, tres propósitos para cambiarme a mí

2020, preciosa cifra que abre una década impredecible. El mundo en 2030 será otro en muchos aspectos irreconocible. Los retos son inmensos: descarbonización, derechos humanos, inteligencia artificial, futuro del empleo,…

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Cómo enamorar a tus empleados, de verdad

Malas noticias: en este mundo volátil e incierto con fronteras líquidas, estamos en plena guerra por el talento y captarlo no es suficiente… es preciso enamorarlo.  Lector, puede que te preguntes: ¿Por qué? Porque buscamos…

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¿Muy enfadado? Distánciate de tus emociones

 

En estos tiempos de polaridades pueden surgir amenazas sociales intensas en la pantalla de nuestro móvil o en una conversación con alguien que desafíe nuestra visión de la vida, y nos hacen responder. Tu cuerpo reacciona como si estuviera amenazado por un gran depredador: libera adrenalina, pone tu corazón a mil y la tensión arterial por las nubes. Y todo para nada, o sí, para  llevarte un buen disgusto. Parece que no compensa. Una solución podría ser desconectarse del mundo, pero no creo que resulte ni fácil ni práctico, además de que nos perderíamos comprender otros puntos de vista.

La mala noticia es que no lo podemos evitar, es el precio de la evolución: el cerebro enjuicia la amenaza social de forma parecida a la física. La buena es que nos podemos entrenar en lo que Teresa Frisbie, directora del Programa de Resolución de Conflictos de la Facultad de Derecho de la Universidad de Loyola, llama “distanciamiento personal”.

Interiorizar la práctica de distanciamiento personal puede ayudarnos a mantener la cabeza fría en situaciones conflictivas, y la clave es que en vez de distanciarnos del adversario nos distanciamos de nosotros mismos.

Pero… ¿cómo funciona?

– Cambia tu perspectiva a segunda o tercera persona. Ante una situación perturbadora, en vez de preguntarte ¿por qué me siento así?, reformularías a ¿por qué Marta se siente así? Casi siempre somos mejores aconsejando a nuestros amigos que a nosotros mismos. Un estado emocional más tranquilo y distanciado nos permite razonar con más equilibrio que cuando se vive como personal. El resultado, como apunta Frisbie, es calmarse, lo que a su vez ayudará a calmarse a los antagonistas, y se allanará el camino hacia la resolución  del conflicto.

– Reconocer los límites de nuestro conocimiento permite transitar a estados emocionales más tranquilos y optimistas. Un razonamiento inteligente reconoce que la vida es constante cambio, lo que lleva a lo que los investigadores llaman “razonamiento sabio”. Desde ahí es fácil entender que nuestra visión limitada del mundo tiene sus propios defectos.

– Practica el distanciamiento sin que nadie lo sepa. En una discusión acalorada prueba a hacer una pausa y mentalmente pregúntate ¿qué debe responder Marta a lo que le acaban de decir?  en vez de ¿cómo debo responder?

Se trata simplemente de cambiar el punto de vista de tu monólogo interior.

¡Ánimo!

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¿Sabes leer las emociones en los mensajes de texto?

¿Te ha pasado que un mensaje de texto te ha disparado los peores augurios? o ¿has pensado que el emisor era la persona más borde del planeta? A mí sí, muchas veces. No puedo negar que en más de x+1 veces, un WhatsApp o un mail me ha llevado al teclado a escribir lo que con toda seguridad hubiera provocado un desastre.

Mi freno está en que sé lo difícil que es interpretar las emociones de los otros incluso cara a cara, así que con textos cortitos sin expresiones faciales ni tonos de voz, el mal rollo puede estar asegurado.

Con este post quiero compartir unas claves sencillas para leer las emociones en los mensajes de texto, o al menos para no pisar el acelerador de las nuestras y dar espacio a la reflexión y la pregunta. Veamos…

– Ante la duda, piensa bien del otro. La brevedad de los mensajes de texto y las prisas eluden incluir el estado de ánimo. Por eso cuando un texto te contraríe, observa tus emociones y recuérdate que no tienes datos. No le des de comer a tu mente más demente con conclusiones y juicios que seguramente no tienen nada que ver con la realidad.

– Recuerda: todos tenemos sesgos cognitivos inconscientes. El problema es que no sabemos los del otro, a veces ni los nuestros propios. Así, la misma información puede llevar a personas diferentes a conclusiones muy diferentes.

– Las palabras provocan emociones. Importantísimo tenerlo muy presente, es decir lo que tú crees entender a lo mejor no es lo que te quiere decir. La misma palabra para una persona puede ser neutra, para otra positiva y para otra un insulto. La historia personal y el contexto determinan enormemente las emociones que una palabra desencadena.

– No asumas cómo se siente la otra persona. Con textos breves y entrecortados, sin la información sobre cómo se siente esa persona, es muy difícil acertar. En el mundo del texto, interpretar las emociones de los otros es un pasaje al error.

– Pregunta con inocencia. Es la clave para acabar con los malos entendidos. Así que pregunta desde la presunción de inocencia del otro, queriendo saber y no buscando la confirmación de nuestras interpretaciones.

– Recurre a la voz. No lo dudes, deja el teclado y llama cuando sientas que no entiendes y que el malestar te está secuestrando.

– Expresa tus emociones explícitamente. Incluye en tus mensajes tu estado de ánimo explícitamente con palabras o emoticonos. Evitarás más de un disgusto silencioso.

Utiliza los emoticonos a tu favor. Una imagen vale más que mil palabras. Si no sabes cómo sentará tu mensaje escrito, puedes clarificar tus intenciones con un símbolo sobre cómo te sientes.

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