Las cifras hablan: “el 85% de los empleados no está comprometido con su trabajo. Estos ‘cuerpos presentes’ con ‘mentes ausentes’ lastran su carrera laboral y a las organizaciones que los mantienen”. Y es de lo que hablamos en ‘Zombis laborales’: qué es lo que puede matar su carrera, junto con Montse Mateos y otros profesionales, con claves para evitar convertirnos en uno de ellos o permitir que drenen nuestra energía.
Así las cosas, ¿cómo esquivamos esos detonantes que nos empujan hacia esa falta de entusiasmo laboral? ¿Cómo dejamos de lado a aquellos ‘colegas’ que fomentan esta apatía? A continuación, abordo algunos consejos clave para mantenerse vivo y motivado en el entorno laboral.
Autogestión de pensamientos negativos
El primer detonante hacia la zombificación laboral es uno mismo: nuestra mente y cómo alimentamos nuestros pensamientos. Pensamientos anclados en la falta de protagonismo nos llevan al victimismo y, finalmente, a la desconexión. Para combatir esto, la clave está en no alimentar esos diálogos internos destructivos. Es esencial identificar estos pensamientos que normalmente generan parálisis o malestar físico. Una vez identificados, debemos objetivarlos identificando las trampas mentales o sesgos cognitivos como la generalización, la victimización, y la lectura de pensamiento. Cambiar esos pensamientos por alternativas más constructivas es crucial, ya que la mente necesita opciones, no puede simplemente quedarse en blanco.
Relaciones tóxicas en el trabajo
El segundo gran detonante es una relación tóxica con superiores o compañeros que fomentan la desidia y desconexión. No necesariamente son relaciones abiertamente conflictivas, sino sutiles en su impacto negativo. Identificar a estos ‘asesinos de la pasión’ que todo lo ven negativo y problemático es fundamental. La estrategia aquí es mantener la menor relación posible con ellos para proteger nuestra propia motivación y enfoque.
El contexto laboral desmotivador
El tercer aspecto a considerar es el contexto laboral. Si te encuentras en un ambiente donde la mayoría de las personas están desencantadas, donde las oportunidades para ser tú mismo y dar lo mejor de ti son limitadas, o donde falta un propósito claro, es probable que te encuentres en un entorno poco nutritivo. Identificar estos entornos es el primer paso. Hacer un análisis del contexto laboral, describir cómo es y cómo debería ser para funcionar mejor, y analizar el gap puede ayudar a valorar si puedes cambiar algo por ti mismo.
El impacto en la carrera
Las personas “zombies” tienen un estado emocional que se vincula con emociones de baja intensidad, que además generan malestar como la apatía, el aburrimiento, la desidia… Estas emociones nos quitan energía y nos llevan a la inmovilidad, a huir de la acción y evitar el cambio. Por eso, encontramos personas con este tipo de actitud, que llevan muchos años sin salir de ahí, sin tomar una decisión o, mejor dicho, aunque la hayan tomado, no la ejecutan porque el problema es la falta de energía para la acción. Ahí está la desmotivación, que no es otra cosa que falta de movimiento. Por mucho que la persona vea claro que necesita un cambio y todos a su alrededor le animen, no actúa.
El rol de la organización
Los contextos organizativos son claves para estimular la motivación o lo contrario y, por otra parte, el líder, es un generador de contextos. Lo que está claro es que cuando no se desarrolla una marca de liderazgo que favorezca entornos de florecimiento humano, cuando no se trabaja por generar una cultura de enriquecimiento y aprendizaje, las personas pueden desencantarse, ojo, no todas. Podemos encontrar muchos casos en los que un profesional no se deje contagiar por el contexto o el grupo y se convierta en un intraemprendedor para cambiar las cosas dentro de su organización o decida marcharse a otro lugar.
Cinco actitudes para atajar la desidia laboral
- Proactividad: anticiparte a los pensamientos que te llevan a esa desidia y combatirlos.
- Humildad: reconocer que estás entrando en modo zombie y no estás bien.
- Coraje: atreverte a pedir ayuda o dar el salto para salir de ahí.
- Optimismo (cultivar emociones positivas, ver la realidad desde la posibilidad)
- Exigencia: no conformarte con estar a medias, no justificar que las cosas son así o son difíciles o no se pueden cambiar… Ser exigente con tu contexto, con tus relaciones y contigo mismo.
En síntesis, la clave para evitar convertirse en un trabajador zombi yace en la gestión efectiva de nuestros pensamientos, las relaciones que cultivamos en el trabajo y el entorno laboral en el que operamos.