“El primer principio es no engañarte a ti mismo, y tú eres la persona más fácil de engañar” Richard P. Feyman
¿Te has planteado si quieres ser un líder?, ¿Se plantean los directivos, los responsables de equipo si quieren ser líderes?, ¿Tienen las empresas vocación de liderazgo? Aunque parezca obvio, la primera condición para desarrollar el liderazgo es querer serlo. Pues algo que parece de sentido común, no es práctica común.
Más allá de la afirmación, con la que estamos de acuerdo, de el “líder no nace, se hace”, podemos añadir que el liderazgo se decide. Supone la intención de asumir el rol de líder de un grupo o equipo. Implica el deseo de guiar a los demás. El Liderazgo se pone de manifiesto sobre todo desde posiciones que implican autoridad formal (un puesto), pero que no siempre van acompañadas de la voluntad del propio interesado.
El liderazgo es una opción: es una cuestión de motivación -me gusta liderar- y voluntad -quiero liderar-. Poco se habla sobre voluntad y mucho sobre motivación, y son las dos caras de la misma moneda. La motivación, nos permite identificar aquello que realmente queremos, porque nos gusta, nos da energía y nos permite disfrutar. Muchas personas confunden la motivación con la apetencia. La motivación es consistente aunque con el tiempo puede variar, la apetencia variable e inmediata. La voluntad contribuye a que luchemos por aquello que nos motiva, por lo que es necesaria para conseguir nuestros sueños. La voluntad es la capacidad para llevar a cabo acciones, que en ocasiones pueden ser incluso contrarias a nuestras tendencias inmediatas en un momento dado o apetencias. Es fundamental para el ser humano. Sin ella, no somos capaces de hacer lo que realmente deseamos, sin ella tampoco podemos conseguir los objetivos que nos proponemos sin ella nos podemos dejar llevar por la corriente del contexto. La voluntad es el poder de elección de la conciencia, sobre nuestros actos, nuestras decisiones y también sobre nuestro estado de ánimo. Como decía Víctor Frank, “la libertad última es escoger cómo me siento”.
Al debatir sobre la voluntad, podemos pensar que es contraria al libre albedrío. Pero, desde mi punto de vista, la voluntad es el libre albedrío en estado puro. El libre albedrío es la creencia de aquellas doctrinas filosóficas que sostienen que los humanos tienen el poder de elegir y tomar sus propias decisiones. El principio del libre albedrío tiene implicaciones religiosas, éticas, psicológicas, científicas y también empresariales. Por ejemplo, en la ética puede suponer que los individuos pueden ser responsables de sus propias acciones. En la psicología, implica que la mente controla algunas de las acciones del cuerpo. En el terreno científico, el libre albedrío se puede percibir en las acciones del cuerpo, no siendo determinadas enteramente por la causalidad física. En las empresas, el libre albedrío implica una clara responsabilidad sobre la consecución de los resultados, implica una causalidad, no casualidad.
Si decides ser líder, tienes mucho trabajo por delante. Pero si te gusta (motivación) y estás dispuesto (voluntad), tienes el éxito garantizado. Serás capaz de disfrutar haciéndolo y superar las dificultades. Una empresa líder y una persona líder han de orientar, marcar la pauta, conocerse, gestionarse, escuchar, ser empáticos, generar emociones positivas, tener iniciativa, tomar decisiones, conseguir resultados… ¿De verdad estás dispuesto?
Marta Romo